Páginas

miércoles, 8 de octubre de 2014

Educar la coherencia

La coherencia es un valor que se transmite con el ejemplo. Los padres deben ser coherentes con lo que dicen y hacen. Si existen contradicciones entre sus palabras y sus hechos, estarán creando confusión y dicultades en el seno de su familia. En la educación de los niños, el valor de la coherencia se entiende como una característica de la autenticidad en la vida. La coherencia es lo que da sentido a la fidelidad, a la honestidad, a la sinceridad y a otros tantos valores que van relacionados.
Para ayudar a los niños a ser coherentes.
Una máxima que los niños deben entender para ser coherentes es que no se puede hacer lo contrario de lo que se piensa o se dice. Ser coherente consiste en actuar siguiendo una serie de principios en los que se basan nuestros valores. La división, la falsedad, la ruptura entre lo que se piensa, se dice y se hace muestran que falta unidad en la forma de vida. Todos necesitamos realizar un esfuerzo diario por conseguir la unidad en la vida, lo que a su vez nos lleva a ser cada vez más coherentes. La unidad en la vida de una persona comprende tanto a sus pensamientos como a sus obras, y no entiende de fisuras entre ambas.
Para que la coherencia forme parte de la vida de los niños y de su personalidad en un futuro, debemos convertir este reto en un desafío. Entre los consejos para enseñar a los niños a ser coherentes destacamos:
1. Proporcionar al niño experiencias vitales que lo pongan en contacto con dimensiones éticas, espirituales, religiosas o estéticas trascendentes de la vida. Esto se puede hacer mediante lecturas, o bien por medio del contacto con adultos que las cultivan y expresan.
2. Dar respuestas veraces. Responder de manera oportuna las preguntas que formulan los niños respecto a hechos vitales como el nacimiento, la vejez o la muerte,... sin falsear nunca la realidad.
3. Dar importancia a los valores. Hacer presente el valor de la vida y la dignidad del ser humano.
4. Cuidar mucho dar buen ejemplo. La coherencia en la propia actuación es muy importante, pues los niños tienden a valorarlas como buenas cuando las ven en adultos con los cuales tiene compromiso afectivo.
5. Crear un ambiente de confianza en la familia, y no de temor.
6. Cultivar el sentido de justicia y de responsabilidad y dejar que los niños formen sus criterios. Responder a las preguntas de los niños con argumentos racionales y no sólo afectivos. Ofrecer experiencias dentro de la dinámica de la vida familiar donde se expresen los valores de la justicia, la solidaridad, la verdad y la honestidad.
7. Razonar con los niños la validez de las normas que les damos y aprovechar su sensibilidad por los grandes principios morales para ir formando su conciencia.

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • ¿Qué reflexión global te haces tras la lectura de este artículo?.
  • ¿Qué consecuencias traería o trae la incoherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos?. ¿Está justificado, por lo tanto, que pongamos esfuerzo en lograr la máxima unidad entre estas tres maneras de actuar?.
  • ¿Te parecen adecuados los consejos que el artículo nos ofrece?, ¿añadiríamos alguno más, cuál?.
  • ¿Qué te propones hacer hoy para llevar a la práctica la coherencia contigo mismo?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario