Un cierto día, la profesora, queriendo saber si
todos habían estudiado la lección solicitada, preguntó a los niños:
- "¿Quién sabría explicar quién es Dios?". Uno de los
niños levantó el brazo y dijo:
- "Dios es nuestro Padre, Él hizo la tierra, el mar
y todo lo que está en ella; nos hizo como hijos de Él". La profesora
queriendo buscar más respuestas fue más lejos.
- "¿Cómo saben que Dios existe si nunca lo han
visto?". La sala quedó toda en silencio. Pedro, un niño muy tímido, alzó la mano y
dijo:
- "Mi madre me dijo que Dios es como el azúcar en mi
leche que ella hace todas las mañanas. Yo no veo el azúcar que está
dentro de la taza en el medio de la leche, pero si ella me la saca, queda
sin sabor. Dios existe y está siempre en medio de nosotros, sólo que no lo
vemos. Pero si Él sale de nosotros, nuestra vida queda sin sabor".
La profesora sonrió y dijo:
- "Muy bien Pedro, yo les enseñé muchas cosas, pero
tú me enseñaste algo más profundo que todo lo que yo ya sabía. Ahora sé que
Dios es nuestro azúcar y que está todos los días endulzando nuestras vidas". Le
dio un beso y salió sorprendida con la respuesta de aquel niño.
La sabiduría no está en el conocimiento, pues
teorías existen muchas, pero dulzura como la de Dios no existe todavía ni en los
mejores azúcares.
- ¿Qué diferencias sustanciales ves entre la respuesta del primer niño y la del segundo niño?. ¿Cuál de las dos te parece que llega más al mejor conocimiento de Dios y por qué te lo parece así?.
- ¿Qué te parecen las preguntas y los comentarios que te hacen tus hijos sobre éste o muchos otros temas?, ¿qué valores hallas en esas expresiones?.
- ¿Cuesta pensar y actuar con sencillez?; ¿qué cualidades tiene este valor, el de la sencillez, y que los adultos podríamos y deberíamos recuperar y fomentar?.
- ¿Qué vas a hacer hoy para crecer en una vida y relaciones humanas más sencillas?.