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domingo, 24 de junio de 2012

Antonio

Nunca olvidaré lo que aquel hombre ingresado en un hospital de Castellón de La Plana, enfermo de cáncer de hígado, me enseñó durante las noches en que acudí a velar su sueño...
Antonio no tenía familia, estaba solo desde hacía ya unos cuantos años.
Su recibimiento alegre, ilusionado, lleno de paz a pesar de los dolores de su enfermedad... contrastaban con mis juicios hechos antes de verle (todos me habían dicho lo mal que estaba y la irreversibilidad de su estado de salud; decían que le quedaban sólo unos días de vida).
Aquella acogida suya me animó a tratar de ser con él un motivo más de esperanza, de ganas de luchar,... pero él era mucho mayor que yo y percibía mi desconcierto, mis ganas de ayudar casi a la desesperada, mis preocupaciones y pensamientos derrotistas... que no me dejaban ESCUCHAR.
Una de esas veces en que me afanaba para que de nada le faltara y estuviera lo mejor posible, puso su mano sobre la mía que le arropaba y dijo:
- "Cuídate mucho, amigo, cuídate mucho. No tienes que sufrir por mí porque yo estoy bien".
- "¿Cómo puede usted decirme eso cuando se está yendo y además en medio de todos esos dolores que sé que tiene en su cuerpo?".
- "Nada es esta enfermedad, buen amigo, nada. En Dios está todo mi tiempo, mi dolor y mi alegría y... eso es suficiente para poder decir que soy feliz. ¿Tú lo eres?".
- "No puedo, viéndole así".
- "Por eso te digo que te cuides; gracias por ser sincero. No quiero que vengas a visitarme y sufras por verme así porque... yo estoy de otra manera y me gustaría que tú lo pudieras ver".
Al día siguiente no pude ir a velar su sueño como las noches anteriores, fue otra persona en mi lugar; cuando volví de nuevo me enteré que Antonio había fallecido.
La tristeza me empapó por entero y me quedé con las ganas de verle y darle las GRACIAS por cuanto aprendí de él y también de conocer más a fondo su corazón repleto de Dios y de un sentido de la esperanza... que a mí se me antojaba imposible. Pero entonces y hoy no dejo de dar GRACIAS a Dios por haberle conocido, por haber compartido él conmigo aquellas noches de hospital.

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
Es una experiencia personal vivida hace ya más de 20 años pero guardo su recuerdo como si de ayer se tratara.
Hoy, en estos momentos que nos quejamos por todo -aunque sea con toda razón- y echamos peñazos contra todo y todos... olvidándonos de lo esencial: "Dios está con nosotros"...
  • ¿Nos pasa que de tanto afanarnos por los problemas pasamos por alto la bondad de quien nos ama y dejamos, por lo tanto, de trasnmitir la mejor y más bella riqueza de nuestro corazón?.
  • ¿Qué es la paz interior para ti?, ¿cómo se manifiesta y qué efectos produce en quien la disfruta y también en quien la recibe?.
  • ¿Podríamos ser portadores de paz aún a pesar de todas las problemáticas habidas y por haber?, ¿cómo hacerla realidad hoy y aquí?.

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