despertar con la certeza
de que los sueños
se encuentren en cada acción,
en cada día de trabajo,
transformando los deseos en realidad.
Y así un día se amarró al cielo
para no volver a caer,
voló hasta donde pudo
y entonces pudo ver
que la realidad aún duela
es mejor que maquillar la tristeza
con justificaciones.
Hoy duele,
él mañana será un recuerdo
y por supuesto una lección,
pero siempre siendo quien soy
y sentirnos orgullosos;
porque cuestionar
y decir nuestro sentir
es tener la libertad
de ser nosotros mismos
y eso ofende y libera.
MGabriel Portilla
MÉXICO
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