ponernos justo
cuando necesitábamos un abrazo,
justo cuando el mundo se caía;
estaban ahí los guerreros de la vida,
no necesitamos decir palabra alguna
porque se notaba que todos
traían el alma en vuelo
y eso bastó para cantar,
bailar y reír al mismo son.
Qué bonito el cielo
que pinto de gris
pero con las miradas
pintamos de arcoíris,
iluminamos cada instante
y entendí que existen lugares bonitos,
con palabras de amor
y aún en mal momento
siempre se entrega el corazón.
MGabriel Portilla
MÉXICO
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