A veces parece que la vida
nos pone obstáculos
que ni nos imaginamos,
pero la más bonito que pudo darme
es la mirada tierna de mis peques.
en cada abrazo aliviando todo aquello
que a mi alma mataba
y es que parecían
dar luz a mi oscuridad.
Y aunque a veces la desesperación
se andaba en mi mente,
la vida me regalaba
una oportunidad en sus días.
Renací mil veces
porque moría lentamente,
parecía fantasía aquello
que a su vera el alma naufragaba,
me bastaba mirarme en sus ojos
y en esa sonrisa…
Y hoy ya no estoy sola,
jamás lo estuve,
sí, es verdad que algunas veces
nos duele aún el alma
pero el abrazo nos renueva cada día.
Mgabriel Portilla MÉXICO
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