Después de tu
partida quedó mi vida muda.
Ausencia en el
bosque del canto del ruiseñor.
Después de tu
partida solo quedó dolor,
dejó de fluir el
río, el rosal llora la herida.
Cual árbol caído
después de la tempestad
que sigue en pie
deshojado, deambula mi alma.
Sucumbe mi corazón,
es hoja seca en rama,
quebradizo colibrí en jaula sin libertad.
Desde tu partida se vistió de gris el cielo,
enmudeció mi sol su
canto de color rojo,
no volvió a retomar
el cóndor su regio vuelo.
Camino por un
sendero vestido de abrojos,
sombría mi vida que
perdió todo su anhelo,
ya no quedan
lágrimas, se secaron mis ojos.
Isabel San José Mellado - España
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