Triste mirada
reflejas pequeño,
tu corazón llora,
gime tu alma;
oculto bajo tu
tristeza, un sueño
y nubes negras
azotan tu calma.
¿Quién ha osado
truncar tu vida?
¿Quién es el
culpable de tu llanto?
¿Qué ser inmundo
no te estima?
¿Quién de tu
niñez quitó su manto?
Naciste para vivir feliz y amado,
no para ocultarte
bajo una batalla.
¿Por qué el
hombre es tan malvado
que sembrando
minas, tu vida calla?
¡Alzad y abrid
vuestros corazones
señores de
miserias y metrallas!
¡Cuidad de la
infancia y sus valores
para que el sol
brille en su mañanas!
No permitáis que
llore su mirada
ni que el hambre mate
su alegría,
que la paz no sea
quimera deseada
ni la enfermedad
su única compañía.
Esconded la ira,
desechad rencores,
guardad el odio
junto con las balas
y en vez de minas,
sembradles flores
para que batan en
libertad sus alas.
Isabel San José Mellado
Libro: Isabel, entre el dolor y el deseo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario