¿Quién no ha llorado nunca
por amor?
¿Quién no ha sentido jamás en
su piel
la soledad de ese abandono
aterrador
y la amargura en su alma de
la hiel?
¿Quién no ha mirado un día al
cielo
y ha sentido como un
reluciente sol
iba dejando su sangre como el
hielo,
enfriando poco a poco su
corazón?
en los brazos de la
desesperanza,
observando un horizonte
atardecido
con los ojos henchidos de añoranza?
¿Quién no ha marcado rudos
caminos
por sus pálidas e
inexpresivas mejillas,
sin poder hacer nada contra
su destino
dando prioridad a salobres
lagrimillas?
Pues, quien por amor no haya llorado,
quien a su corazón no haya
consolado
y quien en la soledad no se
haya ahogado,
es que en toda su vida a nadie
ha amado.
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