Él.- Camino
solo en la arena
en esta
tierra sin sol.
¿Por qué
se ocultan mi Dios,
tras las
nubes, mis estrellas?.
¿Quién
me guiará en la tormenta
si no es
la osa mayor?.
¿Dónde
estás mi salvador?
¿Por qué
no encuentro tus huellas?
Ella.-Silenciosa
me acerco al mar,
rogando
al Dios del cielo
que te
devuelva a mi lar
y que
conceda mi anhelo.
Y
desando escuchar tu voz
en
llanto hago mi rezo;
sé que
es el Dios de los dos
aunque
al amor tenga preso.
Él.- ¿No
ves acaso señor
que al
escribirle un poema,
hoy mis
pupilas maltrechas
segregan
resignación?.
¿No ves
que mi inspiración
la
guardo en una botella
que al
mar arrojé con pena
y el
viento la devolvió?.
Ella.- No
voy a buscar botellas
que me
recuerden ese amor
ni
pediré a tus estrellas
que den luz
a mi interior.
No
saborearán las olas,
el
manantial de mis ojos
ni
rimaré en bellas odas,
orquídeas
hechas abrojos.
Él.- ¿No
ves acaso mi amor
que tu
ciudad no es mi tierra,
que tu
cielo es mi condena
y que el
mar es mi salvación?.
¿No ves
acaso mi amor
que ya
no tengo respuestas
y que mi
ilusión traicionera
nos
trajo solo dolor?.
Ella.- Solo
veo desolación
cuando
llego a la bahía
te
llevaste mi corazón
entre
prosas y poesía.
Tan solo
el misterioso mar
que
esconde tantos secretos,
a tu
mundo podrá llevar
mis
llantos y desalientos.
Él.- Loco Porteño – Argentina
Ella.- Isabel San José Mellado - España